Despedidas con sabor a sal
12/04/2016
Nos despedimos de la vida a veces en un simple abrazo que quizás nunca volvamos a dar.
Nos despedimos de olores de pelo que nos recuerdan a una primavera infinita.
Nos despedimos de roces inesperados que a veces levantan tu mundo cuando lo creías perdido
.
Nos despedimos de bienvenidas que llegaron sin aviso, y estaban dispuestas a quedarse para siempre.
Nos despedimos de recuerdos que quizas nunca han llegado a ocurrir.
Nos despedimos y abrazamos promesas que alomejor prefieren volar con el viento.
Nos miramos y decimos que volveremos a encontrarnos en esa playa,
que volveremos a besar un verano que parecía no acabar nunca.
Nos despedimos y nos pedimos que lo que una vez llegó, permanezca a nuestro lado para siempre.
Nos despedimos y pensamos con tristeza que ya nunca volveremos a vivir lo ocurrido.
Que ya nunca volveremos a volar con sal en la piel y alegría en el corazón.
Pero al despedirnos, se nos olvida un detalle.
Se nos olvida que aquellos roces inesperados,
aquellos besos con sabor a verano,
aquellas miradas avergonzadas de mirar,
se niegan a abandonarnos a pesar de la despedida.
Porque saben que los necesitamos.
Y nos esperan pacientes para sacarnos una sonrisa en el momento mas inesperado, y para recordarnos que las despedidas nunca son para siempre.
Porque todo aquello que nos ha regalado el pasado, siempre permanecerá en el futuro.
Nos despedimos de recuerdos que quizas nunca han llegado a ocurrir.
Nos despedimos y abrazamos promesas que alomejor prefieren volar con el viento.
Nos miramos y decimos que volveremos a encontrarnos en esa playa,
que volveremos a besar un verano que parecía no acabar nunca.
Nos despedimos y nos pedimos que lo que una vez llegó, permanezca a nuestro lado para siempre.
Nos despedimos y pensamos con tristeza que ya nunca volveremos a vivir lo ocurrido.
Que ya nunca volveremos a volar con sal en la piel y alegría en el corazón.
Pero al despedirnos, se nos olvida un detalle.
Se nos olvida que aquellos roces inesperados,
aquellos besos con sabor a verano,
aquellas miradas avergonzadas de mirar,
se niegan a abandonarnos a pesar de la despedida.
Porque saben que los necesitamos.
Y nos esperan pacientes para sacarnos una sonrisa en el momento mas inesperado, y para recordarnos que las despedidas nunca son para siempre.
Porque todo aquello que nos ha regalado el pasado, siempre permanecerá en el futuro.
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