Vivíamos en el pasado y en el futuro
por miedo a que el presente gastara
sus últimas balas con nosotros.

No sabías acariciarme sin hablar de la caricia futura.

No éramos capaces de avanzar hacia delante
sin medir los pasos que quedaban en el camino.

Así que acabamos encerrados en un bucle espaciotemporal
donde el ahora nunca quiso quedarse;
no podía respirar en medio de tantos recuerdos.

Y esque dicen que la ansiedad es exceso de futuro
y la tristeza exceso de pasado.

Pues nosotros nos empeñamos en tener la mayor
colección de excesos posibles,
llenando nuestro presente de ausencias desamparadas.

Hasta que nuestro ahora acabó convirtiendose en nunca.

Y ya jamás volveremos a ser reales.

Sólo nos queda vagar
por un pasado que aún se empeña en convertirse en futuro,
sin saber que sólo tiene que hacer lo que nunca fue capaz:
lograr algún día ser sólamente presente.