Hoy te cuento todo esto, aunque no mueras,
porque no quiero que sean los pájaros 
quienes tengan que volar con mis palabras hasta el cielo.

Hoy te cuento todo esto, aunque no mueras,
porque me gustaría decirte
que la alegría viste ese nombre
gracias a tu silbido infinito,
y que hoy soy quien soy
gracias a la esperanza que cada mañana
le ofreces al mundo, aunque no sea primavera.

Hoy te cuento todo esto, aunque no mueras,
porque quiero que sepas
que mi risa tiene el lujo de lucir ese color
gracias a los matices de la tuya
y que mi sonrisa brilla cada día de esa forma
gracias a la ilusión que depositas en ella.

Hoy te cuento todo esto, aunque no mueras,
porque quiero decirle al niño que llevas dentro
que, gracias a su inocencia,
siempre encuentro hasta esa flor
que nace, oculta, tras la hierba.

Papá, hoy te cuento todo esto, aunque no mueras,
porque quiero agracerte que me quieras
hoy y siempre, sin excusas,
hoy y siempre, sin fronteras.