A veces (y no tan a veces)

A veces nos empeñamos en sostener el mundo. Sentimos la necesidad de luchar contra todo y contra todos, y, sin darnos cuenta, empieza...



A veces nos empeñamos en sostener el mundo.

Sentimos la necesidad de luchar contra todo
y contra todos,
y, sin darnos cuenta,
empiezan a escurrise por las manos nuestros sueños
para hacer hueco a los sueños de otros.

A veces y no tan a veces,
nos cegamos con cruzar una pared
a base de heridas cansadas
y terminamos atrapados entre escombros
en busca cualquier abrazo que no sepa a despedida.

A veces hay días en los que
la valentía del pasado
asfixia la del presente
y es cuando, entonces,
aumenta un kilo
el peso de unos hombros
que apenas pueden andar.

La necesidad de salir corriendo
se vuelve tan imperiosa
que no podemos movernos
sin un beso que nos quite
todo lo que sobra en la conciencia.

A veces, simplemente,
no podemos sostener el día
y nos balanceamos en la línea
que separa la felicidad del sacrificio.

Entonces nos damos cuenta
de que, a veces, es necesario morir
para seguir viviendo.

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