Recuerdos de cera

Junto a una vela me cantabas aquel 23 de Junio siendo el mar el único testigo de nuestros lentos y salados besos. Junto a una vela...



Junto a una vela me cantabas
aquel 23 de Junio
siendo el mar el único testigo
de nuestros lentos y salados besos.


Junto a una vela me mirabas
y tenía la certeza absoluta
de que si se derrumbaba el mundo
seríamos los únicos supervivientes.


Esa noche, hasta las estrellas,
sólo al contemplarnos,
se abrazaron con tanta fuerza
que temblaron todas las galaxias.


Mientras, a lo lejos, ardían hogueras
y nacían promesas de papel
que volaban con esperanza
hasta extinguirse entre la espuma.


Pero a nuestra roca
sólo nos llegaba el humo
y el tiempo se estremecía
derramando una caricia por minuto.


Y, sin apenas rozarnos
perdimos unos locos
y desbocados estribos
que, en verdad, nunca tuvimos.


Aquel 23 de Junio
fue a la luz de nuestra vela
donde ardieron hogueras sin fuego
donde ardieron abrazos sin tiempo.

Quizás también te interese

0 comentarios