Inestabilidad emocional
5/26/2017
Sentir como amaneces con el pecho
lleno de luz y de vida,
y acostarte con la luna
queriendo no volver a despertar.
Salir a la calle con ganas de beberte el sol y todo lo que le rodea,
y cubrirte de sombras aunque no quieras.
Besar la esperanza y la euforia como si fuese la primera vez que conoces la libertad.
Y desgarrarte después de arrepentimiento por pensar que no estuviste a la altura de los acontecimientos.
Sostener al viento y la calma en un mismo cuerpo.
Ser el agua y el aceite mientras sientes que tu vida se desborda por una rendija.
Así es como a veces la vida nos pone a prueba.
A veces hay que pasar por el huracán para llegar a la paz que guarda en su interior.
Y si lo consigues, verás que en frente del espejo tus ojos han cambiado de color.
Probablemente brillen con mas fuerza.
Probablemente tu alma haya crecido y envejecido con los daños.
Pero no queda otra mas que comprender que en la cuerda floja de la vida
no siempre se mantiene el equilibrio.
A veces hay que caer, rebotar, y volver a poner los pies descalzos
sobre la linea que lo sujeta todo.
Y seguir caminando.
Siendo el sol y la luna,
el viento y la calma,
la sonrisa y la lágrima,
pero seguir caminando.
Y no dejar jamás de confiar
en nuestros pasos.
y cubrirte de sombras aunque no quieras.
Besar la esperanza y la euforia como si fuese la primera vez que conoces la libertad.
Y desgarrarte después de arrepentimiento por pensar que no estuviste a la altura de los acontecimientos.
Sostener al viento y la calma en un mismo cuerpo.
Ser el agua y el aceite mientras sientes que tu vida se desborda por una rendija.
Así es como a veces la vida nos pone a prueba.
A veces hay que pasar por el huracán para llegar a la paz que guarda en su interior.
Y si lo consigues, verás que en frente del espejo tus ojos han cambiado de color.
Probablemente brillen con mas fuerza.
Probablemente tu alma haya crecido y envejecido con los daños.
Pero no queda otra mas que comprender que en la cuerda floja de la vida
no siempre se mantiene el equilibrio.
A veces hay que caer, rebotar, y volver a poner los pies descalzos
sobre la linea que lo sujeta todo.
Y seguir caminando.
Siendo el sol y la luna,
el viento y la calma,
la sonrisa y la lágrima,
pero seguir caminando.
Y no dejar jamás de confiar
en nuestros pasos.
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